Seguro que muchas veces te has preguntado cómo saborear y vivir plenamente un jamón ibérico de excelente calidad. Para ello, además de aprender sobre la trazabilidad del producto, las propiedades que tiene o de dónde procede, podemos realizar una cata mediante nuestros sentidos, para poder apreciar todos sus matices y disfrutar plenamente del jamón ibérico de animales de bellota.
¿Cómo catar el jamón ibérico de Bellota con todos los sentidos?
Para poder apreciar todos los matices aromáticos y de textura y sabor, primero debemos identificar la zona del jamón que vamos a consumir, y saber equilibrar bien la carne magra con la grasa de la pata. De esta manera, lograremos el equilibrio perfecto si sabemos realizar los cortes de la manera adecuada.
Cuando tomamos una loncha un jamón ibérico de Jabugo y de animales de bellota, como por ejemplo los de la alta gama de Montesierra, Martín Hierro, encontramos un bocado que se funde en el paladar y cuya grasa se deshace lentamente dejando un sabor intenso que mezcla el dulce y el salado en una perfecta combinación. Este sabor es el resultado de la alimentación del animal a base de bellotas.
La degustación de jamones ibéricos transmite la personalidad de cada uno de ellos: no todos los cerdos son iguales, de manera que cada producto, cada bocado es único. Muy pocos productos pueden presumir de proporcionar una experiencia como ésta: la complejidad en boca del jamón es una experiencia individual y exquisita para el paladar.
A la vista, un jamón de bellota ya es bello de por sí. La vida de cada animal en la dehesa dota de características a cada pieza de jamón Montesierra: dependiendo de cuánto anda el animal o cuántas bellotas y pasto ha consumido, las vetas de grasa que se filtran entre el jamón ibérico serán de una forma u otra, aunque siempre aportarán el equilibrio perfecto para una experiencia gastronómica tan especial. Es necesario percibir cada una de ellas, y ver, que de un modo desordenado consiguen una textura homogénea en el que se mezclan los colores rosados y otros más intensos. Además, esas vetas serán las que aporten el ácido oleico Omega y serán fuente de vitaminas y antioxidantes 100% naturales.
Más allá del paladar, una experiencia sensorial del jamón también requiere del tacto. La grasa de una loncha de jamón ibérico de bellota, si está correctamente cortada, se funde entre los dedos, dejando todos los aromas libres para que podamos percibir el olor tan característico de este manjar.
El jamón ibérico de bellota no debe conservarse en la nevera ni tampoco debe calentarse, ya que lo único que conseguiremos será alterar sus propiedades, de manera que la cata terminará siendo un fracaso. Un jamón, para estar pefecto, debe conservarse a temperatura ambiente, y si es posible, entre 24 y 26 grados centígrados.
Saborear un jamón es algo complejo, delicioso y delicado, donde intervienen todos los sentidos. Es un viaje al epicentro del sabor puro, natural y especial, al fin y al cabo lo más importante de todo, es disfrutarlo.
A la próxima me apunto!!! nunca me entero de una cerca!!
Muy bueno el aporte!!
Uno de mis manjares favoritos, un bocadillo de jamón ibérico!!
Sería interesante que se organizaran catas de distintos Jamones Ibéricos.
Si Tienen pensamiento de organizar alguna, yo me apunto.