El Instituto Internacional San Telmo ha galardonado a Montesierra con uno de sus prestigiosos premios anuales. En concreto, Montesierra se ha alzado con el Premio Familia-Empresa que reconoce la trayectoria de la Familia Martín y de Montesierra en Cádiz.
Este premio lleva entregándose desde 1998 y se otorga como un reconocimiento social a familias empresarias que se distingan por su comportamiento y sus valores ejemplares, que en este caso se entregará en Málaga en próximo 5 de julio a la familia Martín.
En una reciente entrevista a Diario de Jerez, José Manuel Martín, Gerente de la Empresa Montesierra subrayaba que «en una empresa familiar lo más importante es mantener la unidad de la familia». De esta forma, también aprovechó para compartir este éxito con todos los que forman parte de la empresa. De esta forma, no solo la familia acudirá a recoger el premio, sino también empleados y colaboradores de la empresa.
La «familia» Montesierra es cada vez más grande, ya que en sus inicios contaba con tan solo 15 trabajadores que han crecido hasta convertirse en 150 siempre trabajando según las propias palabras de José Manuel Martín: «la máxima de la familia es elaborar productos de la máxima calidad y de forma artesanal, cuidando de la unidad de la familia, que es fundamental para una empresa familiar».
Montesierra: una empresa familiar de cuatro generaciones
Montesierra es una empresa con mucha solera y tiene que echar mucho la visa atrás para encontrar sus orígenes en el ibérico, concretamente más de un siglo. Teodoro Martín fue quien puso los cimientos de esta empresa haciéndose un hueco en el mundo del ibérico. Más tarde, Manuel Martín-Hierro, fundador de Montesierra tal y como la conocemos, compró unas instalaciones en Jerez de la Frontera en 1978 dejandro atrás su tierra natal y se vino a trabajar con su hijo, José Manuel, actual gerente de Montesierra.
Montesierra tuvo una época de expansión, donde además de invertir en Jerez, adquirió una industria en Jabugo (Huelva), dedicándola exclusivamente a la curación de jamones y paletas, ya que Manuel y su hijo vieron que el producto y su comercialización se desarrollaría mucho mejor desde ahí. Toda la familia se ha dedicado siempre al negocio del ibérico, por lo que ya son cuatro generaciones las que han vivido el negocio desde niños.