La carne de cerdo ibérica es una de las carnes de más calidad del mercado hoy en día. Se trata de una carne muy especial y sabrosa, con vetas de grasa que ofrecen además de sabor, jugosidad que debemos intentar no perder a la hora de cocinar.
Hoy nos vamos a ocupar de uno de los cortes de cerdo ibérico más populares: las costillas. Tanto a los mayores como a los pequeños les encantan las costillas, ya sean en barbacoa, al horno o en guiso. ¿Cómo podemos conseguir que las costillas de cerdo ibérico queden jugosas, tiernas, fáciles de comer y, en definitiva, buenísimas?
Cocinar las costillas ibéricas para que queden jugosas
Para que no se sequen y se escapen los jugos, lo mejor que podemos hacer es taparlas con una tapadera, con papel de aluminio o con una bolsa de plástico apta para el horno. En el caso de que vayamos a hacer costillas en el horno, podemos hacer una especie de papillote, de manera que las costillas se hagan en su jugo, de manera que quedan espectaculares. Si, por el contrario, vamos a hacerlas en la barbacoa, lo mejor es usar la tapadera de ésta, para que se escape el mínimo jugo posible.
Sellar bien la carne
Si las vamos a hacer en guiso, tanto por sabor como por textura, lo más importante es sellar las costillas bien antes de introducirlas en la cocción. Esto quiere decir pasarlas con una sartén con aceite de oliva a fuego fuerte para que se hagan por fuera. De esta manera, conseguiremos que estén mucho más ricas, y además, no se escaparán los deliciosos jugos que luego nos facilitarán la vida a la hora de comernos esta carne dentro del guiso.
Cocinar sin prisas
Cocinar a fuego lento. El refranero popular siempre dice que «las prisas no son buenas compañeras» y como es normal, en la cocina tampoco. Tras sellar nuestro costillar, lo mejor es cocinarlo siempre a fuego lento, para que se haga poco a poco.
Otra técnica es cocer las costillas durante una hora con nuestros condimentos preferidos (suelen ser sal, pimienta, ajo, pimentón o laurel) antes de meterlas en el horno o ponerlas en la barbacoa. De esta forma, a la hora de comerlas se despegan perfectamente del hueso y quedan súper tiernas.
Sabor y jugosidad, dos en uno
Marinar la carne. La carne de cerdo ibérico es muy sabrosa y no suele ser necesario marinarla. De todas formas, hay ocasiones en las que puede resultar delicioso lo que también es muy positivo, ya que mientras se marina y coge los sabores de las especias y los ingredientes, la carne también se reblandece.
Además, también es muy importarte no hacer cortes a la carne. Muchas veces solemos cortar la carne antes de que esté lista para ver cómo ha quedado por dentro. Estos es un error, ya que los jugos se escapan y al final, el resultado es más seco y menos sabroso: ¿seguro que quieres hacerlo?
Como ves, hay muchas maneras para perfeccionar la técnica para cocinar costillas de cerdo ibérico de variopintas maneras. Sólo hay que tener un poco de cuidado y seguir nuestros consejos… ¡te aseguramos que te encantará!