Trucos para cocinar la morcilla (y no morir en el intento)

Imagen: Morcilla ibérica Jerezana de Montesierra

La morcilla es un embutido de color oscuro que se elabora con sangre de cerdo ibérico y otros ingredientes como pueden ser verduras, arroz, pan o incluso, frutos secos. Además, también suele estar condimentada con distintas especias, lo que aporta un sabor intenso y un aroma inigualable.

MORCILLAS FRESCAS

Cocinar la morcilla puede resultar raro si es la primera vez que se hace, pero no tiene porqué ser complicado. Dependiendo del tipo de morcilla, podemos usarla para una cosa o para otra. Por ejemplo, las morcillas frescas, suelen hacerse en piezas enteras, a la plancha, sartén, horno o cocidas. También son muy buenas para introducirlas en guisos de cuchara: garbanzos, alubias y lentejas.

Si tienen un tamaño mediano, lo mejor siempre antes de cocinarlas es pincharlas dos o tres veces con un cuchillo de punta o incluso con un tenedor, para que no exploten. Si son grandes, lo mejor es utilizarlas por trozos o cortalas al tamaño más adecuado.

Las morcillas también pueden usarse para elaborar y complementar otros platos, por ejemplo, si las deshacemos podemos usarlas como acompañamiento para pasta, para hacer revueltos o rellenar empanadillas. Inluso se utiliza para la elaboración de cremas y patés para untar. La morcilla tiene un sabor tan especial que queda perfecta en casi cualquier plato.

MORCILLAS DE ARROZ

Las morcillas de arroz se pueden elaborar también fritas e incluso cocidas, aunque sin ninguna duda la forma más rica es hacerlo a la plancha. Normalmente, se corta en rodajas gruesas y se ponen a la plancha o en el horno para que se tuesten bien y queden crujientes. Una vez preparadas, se pueden poner sobre una camita de patatas fritas en medallones. No es una comida muy light, pero es deliciosa.

La morcilla de arroz también se puede acompañar con mermeladas de diferentes sabores (pera, manzana, melocotón y muchas más) y también con salsa, como por ejemplo, tomate frito. El crujiente del arroz en la morcilla contrasta con el tomate frito, y su combinación de sabor es magnífica.

¿Qué hacer para que las morcillas no se rompan al cocinarlas?

Cuando cocinamos las morcillas en la sartén o el horno, muchas veces se nos desmoronan o se rompen cuando intentamos darles la vuelta o, simplemente moverlas. Por eso, un buen truco para evitar este problema es rebozarla con un poquito de harina antes de introducirla al calor. De esta manera, no se romperá tan fácilmente y quedará más presentable y fácil de comer.

Conservar la morcilla

En general, la morcilla debe conservarse en frío y cuidando la fecha de caducidad.

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